¡No los abras! Manipular contenedores cerrados nos perjudica a todos
Hoy en día todos sabemos que reciclar es un buen hábito que aporta beneficios al medio ambiente y, por tanto, también a nosotros mismos. Aún así muchos todavía no han interiorizado esa práctica tan positiva como necesaria existiendo lo que podríamos denominar “resistencia al reciclaje”. En la mayoría de casos, esa resistencia es ejercida de forma pasiva impulsada por la pereza, la falta de información o el descuido. Sin embargo, en ocasiones, algunos usuarios llevan a cabo prácticas dañinas que agravan aún más el hecho de no reciclar.
En esta entrada vamos a analizar las pérdidas que suponen los desperfectos ocasionados sobre una de las víctimas más habituales del “vandalismo antireciclaje”: el contenedor amarillo para recoger los envases de plástico, latas metálicas y briks.
El contenedor amarillo cuenta con una característica que llama la atención y que no gusta a muchos: se trata de un contenedor que debe estar cerrado. Los residuos solo se pueden depositar en su interior a través de las aberturas circulares situadas en la parte frontal.
Pero esto no fue siempre así. Hubo un tiempo en el que el contenedor amarillo estaba abierto y era similar a los de color verde y gris. Incluso aún queda en activo algún superviviente de aquella época pasada en la que se podía abrir su tapa por completo ¿Por qué se transformó? Bueno, hay una buena razón detrás de ese cambio de aspecto.
Ecoembes, la entidad encargada de la gestión de los residuos de envases en España, se inspiró inicialmente en el modelo francés de recogida de residuos para iniciar el mismo proceso en nuestro país. En un principio instaló contenedores amarillos de tapa abierta, pero finalmente tuvo que cambiarlos por el modelo cerrado. Esta decisión se tomó después de que Ecoembes detectara que los contenedores amarillos recibían una gran cantidad de residuos impropios, es decir, residuos que no deberían acabar ahí, sino en un contenedor de otro color.
Según Ecoembes, está demostrado que los contenedores abiertos fomentan que se introduzca en ellos residuos equivocados. Para demostrarlo aportó un dato demoledor: en 2009 el 50% de los residuos en el interior de los contenedores amarillos abiertos eran impropios, es decir, la mitad de su capacidad, mientras que en los de modelo cerrado el porcentaje descendía hasta el 35%. Ese porcentaje ha ido incluso mejorando con el paso de los años y con el incremento de la sensibilización ambiental de la población. En el caso de los contenedores amarillos de la provincia de Badajoz, en los 106 municipios adscritos a este servicio en Promedio, la cantidad de impropios superaba a principios de 2017 en ocasiones el 35%, por lo que nos queda mucha tarea de información y concienciación social en este aspecto.
Al margen de ello, este fue el motivo principal por el que se cambió el diseño del contenedor amarillo para dotarle de esas características aberturas circulares, unas aberturas que son objeto de una de las quejas más repetidas por los usuarios. Y es que muchos consideran que su tamaño reducido les obliga a realizar un esfuerzo innecesario para conseguir depositar residuos en su interior. Esto es totalmente cierto y está hecho con toda la intención. Se trata de una medida de seguridad contra aquellos que no quieren hacer un uso correcto de este recurso.
Pero incluso con números y razones, siempre quedan aquellos usuarios tozudos e incívicos por igual que llegan a manipular el mecanismo de cierre del contenedor amarillo hasta dañarlo y dejarlo inservible con tal de poder usarlo a placer, tal y como puedes ver en esta imagen.
El contenedor azul tampoco se libra de estas malas prácticas. En su caso, el forzado de los mecanismos de cierre no suele llevarse a cabo para introducir residuos impropios, sino para poder arrojar en su interior cajas de cartón de gran tamaño. Aunque la intención de fondo sea buena, reciclar, la manipulación del contenedor sigue suponiendo una infracción. Lo correcto es tomarse la molestia de dividir las cajas más grandes en piezas más pequeñas que puedan pasar por la abertura. ¡Cuesta mucho menos hacer lo correcto que lo contrario!
Hay que recordar que la manipulación y daño sobre contenedores es una infracción recogida en el reglamento de recogida y transporte de residuos sólidos urbanos de la provincia de Badajoz y, que según los desperfectos ocasionados, puede considerarse como leve o grave. En el caso de una infracción leve la multa puede alcanzar los 601 euros. En el caso de la infracción grave la sanción oscila de 601 a 30.050 euros.
Mientras que la pieza dañada no es excesivamente costosa, sí lo es su reparación, el mantenimiento y las consecuencias para el buen funcionamiento del servicio. El arreglo requiere la dedicación de un operario y como mínimo media hora de trabajo si puede realizarse in situ. El coste alcanza cifras dolorosas a medida que se multiplica el número de contenedores dañados.
En el caso de Promedio las pérdidas económicas por los desperfectos sufridos por los contenedores amarillos y azules ascendieron a más de 30.000 euros en un año. Y ese dinero, no hay que olvidarlo, es un dinero que sale del bolsillo de todos.
Además hay que tener en cuenta también las penalizaciones que aplica Ecoembes en sus evaluaciones de calidad de servicio. Si en esas revisiones periódicas encuentran contenedores amarillos o azules abiertos, nos ponen “puntos negativos” que desembocan en una reducción del pago que Ecoembes realiza a Promedio por la labor de recogida y por el esfuerzo de la ciudadanía. Esos ingresos vienen a sufragar el coste del camión, del combustible y de los trabajadores. Por eso, cuanto más y mejor reciclemos, menos nos costará el servicio y se podrán realizar mejoras o reducir impuestos por la recogida de tus residuos.
En resumidas cuentas, aquellos que intentamos hacerlo bien, debemos activar nuestra actitud crítica y responsabilidad ciudadana y llamar la atención a los vecinos y vecinas que hagan mal uso de los contenedores, tanto por tirar “impropios” como por manipular los mecanismos de cierre. Al fin y al cabo, están tirando por tierra tu esfuerzo por reciclar y por reducir nuestra huella sobre la naturaleza.