¿Cuánto aumenta el consumo de agua en verano?
La estación más calurosa del año dispara el gasto de recursos hídricos por el turismo, las piscinas y los riegos de parques, jardines o cultivos. Aunque pueden darse tormentas o borrascas puntuales, el verano es una época caracterizada por las altas temperaturas y la falta de precipitaciones. Y a pesar de que el año hidrológico tiene un balance positivo hasta el momento, está bastante por debajo de la media y pone en riesgo a muchos abastecimientos en pequeñas y medianas poblaciones.
Si hablamos de consumo urbano en la provincia de Badajoz, la estación en la cual se consume más agua es el verano, sobre todo por los gastos asociados a riegos de parques y jardines (públicos y privados), que son mayores, así como los lúdicos (piscinas).
También es significativo el aumento de población en los pueblos de la provincia, lo que hace que el repunte sea incluso mayor que en grandes zonas urbanas. Según los datos del Consorcio Promedio, en el periodo estival se consumen en los hogares (agua facturada) un 44% más de agua que en invierno. Estamos hablando de una diferencia de casi 50 litros por persona entre un día de verano (164 litros por habitante y día) y uno de invierno (114 litros) en las 36 poblaciones objeto de este estudio.
En esta cifra solo se contabilizan los consumos urbanos. Si se tuvieran en cuenta la agricultura y la industria la diferencia sería aún más acusada, ya que las campañas de riego agrícola son más intensivas en primavera y verano.
Como es imaginable, el siguiente periodo en volumen de consumo es la primavera. La diferencia de uso de agua en los hogares respecto al verano es importante, un 20% menos de agua facturada (27 litros menos). Los veraneantes aún no han llegado a nuestros pueblos y las piscinas no han abierto sus puertas. Sin embargo, si comparamos la primavera con la estación de menos consumo, se observa también un repunte importante (+19%). Si en primavera pasan por los contadores de media unos 138 litros por persona al día, los pueblos pacenses reducen su consumo hasta los 114 litros por vecino y jornada durante el invierno.
Finalmente, la diferencia entre invierno (114 litros) y otoño (119 litros) es escasa, apenas un 4% de mayor consumo durante la estación de la caída de las hojas, siendo la población y la actividad urbana más estable en estos meses del año.
Por ese motivo, es importante que, en la época de lluvias, que normalmente se inicia en octubre y acaba en marzo, las precipitaciones sean abundantes para que se pueda dar cobertura a la mayor demanda de agua durante el estío.
Y no menos importante resulta poner en marcha medidas y buenas prácticas de ahorro de agua en el hogar. Conservar el agua de las piscinas, reducir riegos plantando especies autóctonas que requieren menor necesidad de agua, instalar dispositivos de ahorro de agua en cisternas y grifos y reparar de forma inmediata cualquier avería o fuga en la instalación interna de la vivienda, son solo algunas de las acciones que contribuirán a tener mas disponibilidad de agua en el futuro y, por qué no, a ahorrarnos unos euros en nuestros recibos de abastecimiento y depuración.