¿Por qué debo pagar por la depuración de las aguas residuales?
Cuando abrimos el grifo o tiramos de la cisterna, pocas veces pensamos en lo que ocurre después. El agua que utilizamos en casa se convierte en agua residual que debe ser tratada antes de volver al entorno natural. Ese proceso, indispensable para proteger la salud pública y el medio ambiente, supone una inversión continua en infraestructuras, energía y personal especializado.
Las imágenes que acompañan esta publicación muestran de manera clara cómo funciona la tasa destinada a la depuración del agua y en qué se emplean los recursos recaudados. Gracias a esta contribución económica, los municipios pueden cumplir con la legislación vigente y garantizar que el agua devuelta a los ríos y acuíferos se encuentre en condiciones seguras.
¿Qué pagamos con esta tasa?
La depuración no es un proceso sencillo. Requiere mantenimiento diario, control de equipos, análisis del agua, gestión de residuos y eliminación de fangos. Cada paso implica recursos técnicos y humanos para asegurar que el tratamiento sea eficaz y cumpla con la normativa.
Siguiendo el principio que marca la normativa europea de "quién contamina, paga" y con objeto de contar con servicios sostenibles y no deficitarios, los ayuntamientos establecen tasas para el mantenimiento de estas instalaciones. En el caso de Promedio, los ayuntaminentos adheridos se suman a la tasa provincial por la depuración de las aguas residuales.
Esta tasa (haz click aquí para ver detalles de la tasa actual) consta de una parte fija —relacionada con el mantenimiento de la depuradora— y una parte variable que se ajusta al consumo de agua potable. De este modo, cada usuario aporta en función de su uso real, contribuyendo de forma equitativa al servicio.
¿En qué se utiliza el dinero recaudado?
Las imágenes lo dejan claro: una parte importante del coste se dedica al personal cualificado y a la energía eléctrica necesaria para operar las instalaciones. También se destinan recursos al mantenimiento de equipos, a la gestión responsable de los fangos y a otros gastos necesarios para asegurar el control analítico y la normativa aplicable.
Un beneficio colectivo
Contribuir a esta tasa no es solo cumplir con un recibo; es garantizar que nuestro entorno sea más saludable y sostenible. Una depuración eficaz reduce el impacto ambiental, protege los ecosistemas y evita riesgos sanitarios. Invertimos, en definitiva, en el bienestar de todos.
