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Tu chicle usado se puede ‘estirar’ más de lo que crees

Tu chicle usado se puede ‘estirar’ más de lo que crees

Si hay un residuo que, a priori, parece no tener muchas posibilidades de reciclaje ese es un chicle masticado, pero si piensas que sólo tiene una vida útil, te vamos a demostrar que no es así.

Ese chicle que se pega a tu zapato fastidiándote el día porque alguien ha decidido, de forma incívica, que tirarlo al suelo es la mejor opción, tiene dos posibles destinos.

Uno es la fracción resto (contenedor gris), el más habitual y el que hasta ahora pensábamos que era el único, y el otro, los pequeños puntos de recogida de chicles usados que se pueden encontrar en algunas ciudades

Sí, sí, reciclar chicles usados, parece una locura, pero es una realidad en varios países desde hace más de una década.

Problema ambiental e impacto económico

En sus orígenes, el chicle o goma de mascar era un producto natural, con fines medicinales, que procedía de plantas y resinas de árboles. Hoy día, aunque existen algunos chicles naturales y biodegradables, la mayoría de la goma de mascar que se consume en el mundo contiene materiales plásticos que hacen que su período de degradación sea de 5 años.

Trabajadores retirando chicles del sueloSu lenta descomposición hace que se liberen sustancias contaminantes en entornos naturales y urbanos, suponiendo además su retirada un elevado coste económico. Una experiencia llevada a cabo en el aeropuerto londinense de Heathrow, durante tres meses, demostró que la recogida de chicles usados para su reciclaje supuso un ahorro en costes de limpieza de más de 7.000 euros.

Estos problemas generados por una mala gestión de los chicles como residuo han dado lugar a diferentes iniciativas para su reciclaje en México, Reino Unido, Países Bajos o Portugal, entre otros países, y más recientemente en España, concretamente en distintas localidades de la Comunidad Valenciana.

Uno de los proyectos que de forma más clara muestra el posible destino de los chicles reciclados es el de la diseñadora británica Anna Bullus. Nacido en 2011, consiguió desarrollar un polímero elástico llamado Gum-Tec, a partir de los polímeros plásticos en los que se convierten los chicles reciclados.

Cálzate unos chicles usados

No creerás todo lo que se puede hacer con el nuevo material elaborado a partir de chicles reciclados. Desde los pequeños contenedores rosas, tanto portátiles como fijos (con capacidad para 500 chicles), que inicialmente se crearon para recoger los chicles usados, se ha llegado a la fabricación de suelas para las Gumshoe, zapatillas diseñadas en colaboración con empresas del sector de la moda y el calzado.

La creadora del Gum-Tec asegura que estos polímeros sostenibles pueden tener además aplicaciones en sectores como la construcción, la automoción, la limpieza y el embalaje, entre otros.

Botas de lluvia, lápices, libretas o tazas americanas (las que tienen formato de vaso con tapa) son otros productos elaborados con chicles reciclados que permiten comprobar como el chicle puede entrar también en la rueda de la economía circular.

 

 

 

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